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A los posibles plagiadores:

El plagio es la cosa que más deshonra a un escritor, amateur o profesional. La sensación del plagiado es de gran rabia, y la del plagiador cuando se dá cuenta de lo que hace es peor aún. ¡No se degraden! ¡No plagien material! ¡Respeten la creación ajena, que es fruto personal de cada escritor! Por favor, si desean usar una parte (o todo) del material que aparece en este blog, háganlo con libertad, pero den el crédito a los correspondientes autores. Yo hago lo mismo.

martes, 4 de noviembre de 2008

El Cantar del Peregrino (parte I)

Una noche de otoño, bajo un despejado cielo azabache salpicado de brillantes estrellas, caminaba el Peregrino. Sin un rumbo fijo, iba a donde lo llevaran los vientos. Como el mar, era libre e indómito; y como el mar también, podía ser calmo y sereno, como violento y tempestuoso. Esa noche en particular, el Peregrino estaba triste, melancólico y pensativo, como un crepúsculo otoñal en el océano. Había visto tanto en su eterno peregrinaje, había aprendido tanto de tanta gente distinta que sentía que sabía más que cualquier mortal. Pero algo que no había conocido era el sentimiento profundo hacia otra persona; pues cual jirón de nube, nunca se quedaba en un solo sitio, y después de unos días de estadía en una aldea o ciudad, se marchaba de nuevo siguiendo a los vientos. De su infancia o su familia, ya casi no tenía recuerdos, ya que su caminar los había borrado poco a poco.

La edad había hecho su trabajo en él, al menos físicamente estaba bastante envejecido. Tenía los cabellos, la barba y las cejas de un color plomizo, mezcla del azabache de su juventud y el platinado de su senectud. Tenía el rostro surcado por cientos de arrugas y algunas cicatrices, producto de sus viajes. La estampa, antaño gallarda e imponente, había sido doblegada por el peso de los años, aunque el observador sagaz podía notar una sombra de la antigua esbeltez del anciano, que mostraba algo de formación militar. Los ojos eran el único lugar donde parecía que el tiempo no hizo bien su trabajo: El peregrino tenía un par de ojos marrones, que todavía conservaban la gracia de la niñez, la chispa de la juventud, la energía de la madurez, pero la profundidad y la melancolía de la vejez. Eran a la vez como cristalinos manantiales que reflejan el sol, y pozos profundos, llenos de recuerdos y memorias.

Era conocido por todo el reino como Aldor: el Peregrino, aunque nadie había escuchado jamás su nombre real. La gente no se fiaba de él, y cada vez que llegaba a un pueblo, se alzaban murmullos de desapruebo por parte de los aldeanos de más edad. Pero siempre fue amigo de la gente joven y de los niños; en las noches de invierno se sentaba frente a una hoguera y relataba historias de sus viajes a todo aquel que quisiera oírlas, y en los soleados y calurosos días de primavera cantaba alegres canciones a los chiquillos en las plazas, evocando bosques y praderas, conejos y cervatillos. Jamás tuvo problemas con los guardias reales, y jamás causó incordio alguno a nadie. A donde iba, preguntaba y preguntaba, sobre costumbres, sobre personas, sobre lugares, sobre anécdotas, sobre leyendas, y lo anotaba todo en un viejo libro de tapa escarlata usando una pluma de águila y tinta azul.

Corrían rumores sobre su edad: muchos decían que no había pasado de los sesenta, otros aseguraban que tenía ochenta y tantos, y los más exagerados decían que ya había pasado de los cien hacía cuatro años. Cuando le preguntaban acerca de tan escabroso tema, el respondía con cara de picardía – Tengo setecientos cuarenta y cinco, ¿Por qué lo preguntáis? – y reía con una risa jovial y alegre. Tal vez la razón por la que la gente mayor no simpatizaba demasiado con él era esa aparente juventud en medio de la senectud, esa chispa infantil que aún brillante en la vejez. En especial los ancianos veían a Aldor con malos ojos; creían que era nocivo llenar las cabezas de los niños con historias disparatadas sobre dragones y caballeros, sobre hadas y gnomos, sobre elfos y sílfides (al parecer éstas últimas eran las favoritas del Peregrino).

...to be continued...

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