Advertencia

Este blog contiene lenguaje e ideas que pueden ser ofensivas a ciertas personas. Si no quieren leer groserías, comentarios hirientes o sarcásticos, NO SIGAN LEYENDO ESTE FUCKING BLOG!!! porque este blog está basado en la realidad desde mi punto de vista, y yo no veo las cosas color de rosa. Valga decir que los vituperios serán tomados como halagos, así que no gasten sus energías en tratar de herirme u ofenderme, porque no lo lograrán.

A los posibles plagiadores:

El plagio es la cosa que más deshonra a un escritor, amateur o profesional. La sensación del plagiado es de gran rabia, y la del plagiador cuando se dá cuenta de lo que hace es peor aún. ¡No se degraden! ¡No plagien material! ¡Respeten la creación ajena, que es fruto personal de cada escritor! Por favor, si desean usar una parte (o todo) del material que aparece en este blog, háganlo con libertad, pero den el crédito a los correspondientes autores. Yo hago lo mismo.

martes, 4 de noviembre de 2008

Mala pata

El azar es caprichoso. La suerte es una fuerza ciega de la naturaleza. Cuando más la necesitas puede darte la espalda por completo; y también puede abandonarte sin motivo aparente. Lo más odioso que le puede pasar a alguien es una racha de mala suerte: esos periodos de tiempo en los que parece que hasta lo más simple parece salirnos mal. Lo irritante es que no son grandes desgracias, sino una serie de pequeñas estupideces diseñadas exclusivamente para ponerte histérico(a). Te pillas el dedo en un cajón, al salir de tu casa te das cuenta que tus llaves se quedaron adentro, te tropiezas en baches minúsculos, te llueve cuando estás lejos de tu casa y deja de llover cuando encuentras dónde cubrirte… en fin, todo eso te pone de un humor más negro que Mandela, y todo lo que te dicen empieza a sonar hostil. Y como no conoces la fuente de tus frustraciones, empiezas a ponerte cascarrabias con todo aquel que esté a tu alrededor. Y eso, obviamente, produce reacciones desagradables en los demás, lo que se acumula a todas las tensiones y enojos del día. En un cierto momento no aguantas más y explotas. Explotas como un encendedor arrojado al fuego. Explotas como la bomba de Hiroshima. Explotas tan violentamente que los que están cerca de ti lo sienten. Y empiezas a ver todos los errores de la gente, a criticarlos, a decir “ojalá pisen caca” (es el máximo mal que puedo desear a mis amigos) *gracias a M1ke por la idea* y cosas por el estilo. Al final del día te sientes tan deprimido, rabioso y antisocial que tu humor está por los subsuelos.

Ahora, es horrible que te pase eso, pero tiene una solución… bueno, varias soluciones. Estas soluciones son de mi propia cosecha, y las he probado todas y me han funcionado bastante bien.

La solución principal es la risa; cuando uno ríe el cuerpo libera sustancias tranquilizantes, la risa es una herramienta muy útil en estos casos. Si tienes una mala racha, ponte a ver una buena comedia y cágate de risa, verás como en unos minutos tu mal humor desaparece en el aire; siempre y cuando no te sigas autosugestionando, claro. “El que ríe al último, no entendió el chiste.”

Si la suerte te está molestando como un mosquito en la noche, trata de hacer yoga o algo por el estilo. No importa si no sabes, basta con sólo tratar. Al cabo de unos minutos estarás tan distraído tratando de hacer que tu pie izquierdo toque tu mejilla derecha, mientras que te rascas la oreja izquierda con tu pie derecho, que tu mal humor empezará a desaparecer. Namaste.

Si te gustan los videojuegos, puedes dedicar unas cuantas horas a pasar algún juego divertido y no muy complicado (o mejor: complicadísimo). Mientras más atrapante sea la historia del jueguito en cuestión, más rápido te olvidarás de tu mala leche. Aconsejo jugar GTA San Andreas, o Los Sims 2 para este tipo de emputes.

Una técnica muy buena para neutralizar los emputes acumulados es hacer sonidos extraños, gritos agudos o guturales desde una ventana o balcón hacia la calle, procurando que la gente que pasa te escuche, pero no te vea. Las expresiones de confusión que ponen los transeúntes a veces son dignas de fotografías, y la cosa se pone mejor cuando se asustan… hay algunas reacciones bastante interesantes.

Puedes ponerte a hacer bolitas de papel y luego tirárselas a la gente de la calle por medio de un tubito delgado. Es genial cuando tienes buena puntería y les puedes dar al ojo; tu rabia pasará a ellos, y tú verás lo jocoso que resulta.

En fin, pintar, tallar, dibujar, recortar, escribir, tocar algún instrumento, o al fin y al cabo ver un poco de tele te pueden hacer olvidar de tu enojo; pero al final los resultados no sirven de nada si tú te empeñas en acordarte de la razón (o razones) del engorilamiento. El punto de todo esto es que te olvides de tu “mala pata” y sigas adelante. A veces uno atrae la mala suerte hacia uno mismo psíquicamente: mientras más insistas sobre el asunto, más grande y pendejo se hará.

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