He estado pensándolo, y creo que "El Baluarte" (The Fortress) de mis escritos anteriores es muy parecido al "Muro" (The Wall) del que tanto habla Roger Waters. Una de las diferencias es que mi "Baluarte" tiene las puertas abiertas a quien quiera entrar, y yo puedo salir cuando quiera de él.
Realmente, estoy feliz de que sea así, no me gustaría vivir encerrado en mi propia locura, me gusta poder salir de ella cuando quiera (aunque pocas veces quiero). No necesito destruir mi baluarte, porque la puerta está abierta, y no tendré que responder ante un juez-gusano-ano gigante, porque dentro de mi Castillo yo soy Amo y Señor.
(Si hasta ahora no saben de lo que hablo, no sean asnos y lean mis artículos del sector "El Baluarte de mi Mente")
A pesar de eso, a veces la gente que está alrededor mío puede llegar a ser simplemente un ladrillo más en las altas e imponentes murallas de mi Baluarte.
Ése fue sólo otro pedo mental de los muchos que tengo al cabo del día. Vayan acostumbrándose a ellos, si van a leer mi blog muy a menudo.
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