¿Y Luciani?

He estado leyendo sobre un gran personaje, un gran católico, un agradable hombrecillo italiano de sesenta y cinco años, de lentes y poseedor de un rostro risueño que emanaba timidez y humildad, un religioso que estuvo a punto de cambiar el catolicismo por dentro. Me refiero a Don Albino Luciani, el hombre que se había ganado de inmediato el apelativo cariñoso de "Papa de la sonrisa", hablo de Juan Pablo I, que en 1978 (un año antes de "The Wall", miren ustedes) reinó sobre la Iglesia Católica por el lapso de treinta y tres días, antes de morir el 28 de septiembre del mismo año. Hora de su muerte: desconocida. Causa de su muerte: desconocida. Todos saben (supongo) que Juan Pablo I es el Papa anterior a Juan Pablo II, recientemente convertido en abono, pero lo que poca gente sabe, es que a Don Luciani lo timbraron, le dieron bocadito, se lo escabecharon, le aplicaron la "Solución Italiana", le "ajustaron cuentas", o como quieran llamarle. Hablo de que lo envenenaron. ¿Y por qué lo envenenaron? ¿Por qué le dieron el "Bocatto di Cardinale"?. Simplemente porque estaba "destapando muchas ollas", porque estaba "jalando muchos hilos escarlata", es decir, estaba descubriendo todos los negocios sucios del Vaticano, y sus contactos con la Mafia. En una excelente investigación, David Yallop ilustra todo loque pasó, con puntos y comas, durante esos treinta y tres días de "Papismo" de Don Albino Luciani, Juan Pablo II. La obra se llama "En Nombre de Dios", y aconsejo vivamente que la lean y vean de lo que es capaz el Vaticano. Lo que me pregunto ahora es: ¿Ha desaparecido la conección entre el Vaticano y la Mafia? ¿Benedicto XVI es una blanca paloma teutónica, o es más mortal que Rambo II? ¿Qué está haciendo "Don Bene" para mejorar la Iglesia Universal?. Los dejo con esas interrogantes